Este día, se desmantela por completo el establecimiento científico que se había instalado en la isla más oriental del archipiélago de Año Nuevo, unas quince millas al oeste del cabo San Juan de la isla de los Estados, en la mitad norte de la isla. Esta construcción fue decisiva para rebautizar esa isla, que hasta entonces se la identificaba como Cook y a partir de entonces comenzó a ser conocida como isla Observatorio. A raíz del VII Congreso Internacional de Geografía realizado en Berlín en 1899 y de un pedido expreso de la Real Sociedad Geográfica de Londres, el gobierno argentino presidido por Julio Argentino Roca resolvió, el 10 de octubre de 1900, colaborar activamente con la Comisión Internacional Organizadora de la Expedición Antártica y encomendó al Ministerio de Marina la construcción de un observatorio para apoyo logístico de las distintas expediciones programadas. El proyecto fue elaborado por el teniente de fragata Horacio Ballvé y fue aprobado el 25 de setiembre de 1901. En 1902 se trasladó hasta la isla Observatorio un faro, sustituto del que había erigido el comodoro Augusto Lasserre en San Juan de Salvamento. Las construcciones se terminaron en febrero de 1902 y los elementos fueron transportados por el aviso Azopardo. El establecimiento pasó a ser un sitio de referencia de las expediciones científicas, sobre todo las que tenían destino antártico. Por allí pasaron el sueco Otto Gustaf Nordenskjöld y el francés Jean-Baptiste Charcot, como también los navíos de la Armada Argentina, en particular la corbeta Uruguay, en su histórico viaje de rescate hacia la Antártida. Los edificios de la isla Observatorio en la actualidad están deshabitados, sólo quedan el faro, la baliza Olla y un pilar de observación. La isla está rodeada por cuatro islas menores: Elizalde, Zeballos, Goffré, y el islote Gutiérrez. Todas son también bajas, de 5 a 18 metros de altura, con costas rocosas y bordeadas de arrecifes, lo que las hace de difícil acceso. Por ello son visitadas solamente por fauna marina: pingüinos, cormoranes, elefantes marinos, focas, etc. El archipiélago de Año Nuevo era el paso obligado del tráfico marino entre Oriente y Occidente a través del Cabo de Hornos. Dadas las difíciles condiciones de navegabilidad, cobró un alto precio en vidas y barcos, como lo atestiguan los innumerables naufragios acontecidos en la zona. https://www.eldiariodelfindelmundo.com/