Este miércoles, 1 de diciembre, marcará el 62.º aniversario del Tratado Antártico, firmado el 1 de diciembre de 1959 por doce países cuyos científicos habían estado activos en y alrededor de la Antártida durante el Año Geofísico Internacional (AGI), de 1957 a 1958. El Tratado Antártico entró en vigor en 1961 y desde entonces se han adherido muchos otros países. Algunas de las disposiciones importantes del Tratado son que «la Antártida se utilizará exclusivamente para fines pacíficos» (Artículo I); «La libertad de investigación científica en la Antártida y la cooperación hacia ese fin… continuarán» (art. II); «[las] observaciones y resultados científicos sobre la Antártida… estarán disponibles libremente» (art. III); y «Toda explosión nuclear en la Antártida y la eliminación de desechos radiactivos en dicha región quedan prohibidas» (art. V).
Las Partes son, actualmente, un total de 54 y se reúnen con regularidad para intercambiar información y deliberar juntas sobre temas de interés común relativos a la Antártida. Durante estas reuniones, las Partes adoptan medidas acerca del uso de la Antártida únicamente para fines pacíficos, facilitando la investigación científica y la cooperación internacional, y la protección del medio ambiente. Desde 1998, las Partes del Tratado Antártico reciben asesoramiento medioambiental y recomendaciones del Comité para la Protección del Medio Ambiente (CPA) un organismo establecido por el Protocolo sobre Protección del Medio Ambiente. El Comité, integrado por representantes de las Partes del Protocolo sobre Protección del Medio Ambiente, se reúne normalmente una vez por año con ocasión de la RCTA. A las reuniones del CPA asisten también diversos observadores.
Durante la Reunión Consultiva del Tratado Antártico (RCTA XLIII) de este año, las Partes Consultivas adoptaron una Resolución que reafirma la necesidad de tomar en cuenta las repercusiones del cambio climático en la gestión de las actividades humanas en la Antártida. https://www.ats.aq/