En 1955, la República Argentina se vio envuelta en sangrientos enfrentamientos, pero lo que pocos saben es que a la tardecita del 16 de setiembre de 1955, las malas condiciones meteorológicas imperantes en el río de la Plata evitaron lo que podría haber sido un enfrentamiento entre aviones F 51 Mustang de la Fuerza Aérea Uruguaya y Gloster Meteor de la Fuerza Aérea Argentina (FAA). Fueron cuatro las aeronaves de la Fuerza Aérea Uruguaya (FAU) que despegaron para defender la soberanía de nuestros cielos, ante un inminente ataque de aviones de la FAA leales al presidente Perón que desde la mañana hostigaron en forma sistemática a los destructores “La Rioja” y “Cervantes”, de la Armada Argentina que formaban parte de las fuerzas sublevadas ese día. Ambos buques habían zarpado de la Escuela Naval tripulados por personal regular y cadetes, para patrullar el río de la Plata esperando que llegara la Flota de Mar, además de bloquear la navegación en el Plata y evitar la llegada de buques a los puertos bonaerenses. Los viejos buques habían zarpado desde la base de Río Santiago antes del amanecer y al llegar a la boya de Punta Indio viraron hacia la costa uruguaya, frente a la cual navegaron lentamente en dirección oeste. Es en ese periplo que son detectados frente a Colonia por un avión de observación de la FAA. La Fuerza Aérea Argentina, leal a Perón, ya estaba en alerta en la madrugada del 16 de setiembre, con aeronaves Gloster Meteor preparadas en la base aérea de Morón. Cuatro de ellas despegaron, divisando minutos después a los destructores “La Rioja” y “Cervantes”. Tras un giro amplio la escuadrilla se dividió a la mitad, a las 9:20 y con el sol a sus espaldas dos Gloster volando en línea, ametrallaron al “La Rioja”, dañando levemente la estructura del barco pero sin causar bajas. Inmediatamente los dos aviones restantes llegaron en vuelo rasante accionando sus cañones de 20 mm., causando daños de importancia, entre ellos orificios bajo la línea de flotación. A las 10 de la mañana la escuadrilla tocaba pista en Morón, desde donde un cuarto de hora después despegó una segunda formación para asestar otro ataque a los barcos rebeldes que estaban ahora en medio del estuario. Mientras estas acciones se desarrollaban, un frente de tormenta se aproximaba por el NE.
En vista de los resultados del primer ataque, se ordenó a los pilotos cambiar el plan de ataque a los buques, con corridas de popa a proa y no de través como lo habían hecho en la incursión anterior. Esta incursión fue demoledora: los destructores fueron ametrallados en cuatro pasadas de la escuadrilla, provocando muertos, heridos y daños materiales. Luego del ataque tanto el “Cervantes” como el “La Rioja” se alejaron de la zona, para estar fuera del radio de alcance de los aviones peronistas. Pero no lograron evadirlos, ya que de entre las nubes aparecieron nuevamente cuatro Gloster Meteor que se abalanzaron sobre ellos, ametrallándolos, en momentos en que muchos marinos estaban en las cubiertas, por lo que los resultados fueron devastadores sobre la tropa. Fue en ese momento que se desató la lluvia. Los viejos buques salieron a toda máquina con proa hacia Uruguay desde esa área, navegando escorados, con más de 250 impactos en sus estructuras. El “Cervantes” navegaba severamente dañado, con los cañones en crujía; enfilando hacia el puerto de Montevideo para poder dar atención a sus heridos. A la hora 18:30, los intercepta el remolcador uruguayo “Capella y Pons”, embarcación a la que se traspasan los heridos y los muertos del “La Rioja”.
Mientras se preparaba el ARA “Cervantes” para ser remolcado, y mientras las aguas del Plata se agitaban cada vez más por el temporal que se avecinaba, a bordo del “La Rioja” se lanzó la voz de alerta: “¡Aviones enemigos! Ante esta situación crítica, la tripulación ocupó puestos de combate, al tiempo que el remolcador uruguayo “Capella y Pons” largó el remolque y tomó distancia de los destructores argentinos. Pero en “La Rioja” alguien gritó con tono de alivio: “¡Alto, son aviones uruguayos!”. Se trató de cuatro aviones Mustang F-51D de la Fuerza Aérea Uruguaya. Los Mustang hicieron una pasada a baja altura, permitiendo que se apreciaran sus siluetas, con la bandera de Artigas en los timones, hecho que tranquilizó a los marinos argentinos. Tras esto, el “Cervantes” fue remolcado hacia Montevideo, arribando al puerto de Montevideo bajo la mirada de espectadores que se concentraron en el lugar. mientras el “La Rioja” retornó aguas adentro, donde se encontró con los restantes buques de la Armada que se había sublevado. Pero volviendo a los hechos del 16 de setiembre de 1955, pocos saben que estuvo a punto de producirse un incidente entre los F-51 Mustang uruguayos y los Gloster Meteor argentinos. El mal tiempo reinante sobre el Río de la Plata al atardecer de esa jornada postergó una cuarta salida de los aviones argentinos, y así evitó lo que podía haber sido un hecho lamentable para ambos países: el encuentro de ambas escuadrillas en el aire sobre el Río de la Plata. El alto mando de la FAA y la cúpula del gobierno peronista sabían de la capacidad de la Fuerza Aérea Uruguaya, que desde inicios de la década del 50′ había sumado moderno material proveniente de EEUU tomando en cuenta la situación geopolítica en la región. Ya en junio de 1955, durante el primer intento para derrocar a Perón, los F-51 se destacaron en el aeropuerto de Colonia, y desde allí cumplieron con misiones que les valieron el respeto de los aviadores argentinos.
Tres meses más tarde, nuevamente la FAU debió ponerse en alerta, siendo el Grupo de Aviación Nº 2 “Caza”, la unidad que tenía a su cargo la primera respuesta con una dotación de 24 aviones. Cuando los destructores “La Rioja” y “Cervantes” se aproximaron a la costa uruguaya el 16 de setiembre de 1955, los cuatro F-51D Mustang de la FAU volaban en misión de cobertura, dispuestos a brindar protección a las naves argentinas en caso de ser hostigadas por los aviones de la FAA leal a Perón. El resto de la historia ya es conocida, Perón fue derrocado, Argentina atravesó duros momentos de sangrienta confrontación; pero sin dudas que ese 16 de setiembre la relación de hermandad entre Argentina y Uruguay pudo haberse quebrado por un enfrentamiento que el clima frustró, como siguiendo los designios divinos. Solo Dios sabe, que tan cerca pudieron estar de enfrentarse en combate aéreo sobre el río de la Plata los Gloster Meteor argentinos y los Mustang uruguayos. Fuente: Muro de Facebook de C/N (R) Francisco Valiñas