La Argentina llama a audiencia ambiental por el Canal Magdalena y Uruguay levanta su mano en la CARP

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En el margen que quede para las negociaciones diplomáticas entre la Argentina y el Uruguay –luego de las tensiones vividas en el 30° aniversario del Mercosur entre los presidentes de ambos países– deberá dirimirse una situación marítima. La Argentina acelera el proyecto de licitación por el Canal Magdalena con el llamado a una audiencia pública el 7 de mayo para cumplir con la Ley General del Ambiente n° 25.675 y analizar los aspectos ambientales en lo que hace al dragado de apertura, señalización y mantenimiento de la vía en el Río de la Plata. La resolución 103/2021 del Ministerio de Transporte formaliza la instancia administrativa, tras el pedido realizado por José Beni, titular de la Unidad Ejecutora Especial Temporaria Canal Magdalena.

Antecedentes

La resolución recuerda que la disposición 584/13 de la ex Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables habilitaba el Canal Magdalena, “aprobándose sus estudios de factibilidad y ambientales por parte del Servicio de Hidrografía Naval, la Prefectura Naval Argentina, la Delegación de la Argentina ante la Comisión Administradora del Río de la Plata (CARP) y la ex Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable”. Por su parte, el ex subsecretario de Puertos durante 2013 e impulsor del Canal Magdalena, Horacio Tettamanti, recordó días atrás que se cumplimentaron los pasos de responder a los planteos realizados oportunamente por Uruguay ante la CARP y que Uruguay dio el visto bueno a continuar con el proceso, al que le faltaba sólo la audiencia que ahora convoca Transporte, que nunca se concretó porque en 2015 la Argentina suspendió el proyecto. Tettamanti renovó el impulso por el proyecto en el último año y logró el apoyo necesario para que el Gobierno lo adopte y llame a licitación a fines de año. “La audiencia será un punto de encuentro participativo entre el Estado y las organizaciones civiles de cara a la obra que transformará la interconexión fluviomarítima argentina y la zona de influencia de la provincia de Buenos Aires, generando más desarrollo de infraestructura y trabajo en los distritos provinciales”, destacaron desde la Unidad Canal Magdalena en un comunicado oficial. En el texto difundido señalan, a su vez, que la “Cancillería junto a la delegación uruguaya ante la CARP están realizando un seguimiento y evaluación, dentro del marco jurídico del Tratado del Río de la Plata y su Frente Marítimo y consecuentemente en el ámbito de la CARP, del interés argentino en el proyecto de construcción del Canal Magdalena”.

Ida y vuelta bilateral

Pero es precisamente en el ámbito de la CARP donde comienza a haber un ida y vuelta que puede escalar en un conflicto mayor. Sucede que días atrás la delegación argentina ante la CARP, presidida por Diego Tettamanti, primo del ex subsecretario de Puertos, le remitió una carta a su par uruguayo donde le recuerda que la autorización argentina para el dragado de profundización en el canal de acceso al Puerto de Montevideo es hasta 13 metros, en contraposición con los 14 metros largamente anunciados por el actual y anterior gobiernos uruguayos. Para Uruguay, dragar a 14 metros no sólo es condición eficiente para una mayor competitividad portuaria, sino condición necesaria para que se materialicen numerosas inversiones en infraestructura.

Respuesta uruguaya

Tras este recordatorio argentino en la CARP, la Cancillería de Uruguay habló por medio del comunicado “Trámite del proyecto Canal Magdalena en el marco de la CARP”, donde advierte que está “realizando un seguimiento y evaluación, dentro del marco jurídico del Tratado del Río de la Plata y su Frente Marítimo y consecuentemente en el ámbito de la CARP, del interés argentino en el proyecto de construcción del Canal Magdalena”. Reconocen que, tras las preguntas realizadas en 2014 al proyecto argentino se concluyó “que (Uruguay) no tenía objeciones sustantivas que obstaran a la realización de la obra proyectada” y que en mayo de 2018 “Uruguay comunicó a la República Argentina que dejaba sin efecto la comunicación sobre su participación en igualdad de condiciones en la realización de la obra”, tras haber dicho inicialmente que tomaría parte en el proceso. Luego, la Cancillería cita el artículo 20 del Tratado del Río de la Plata que “establece que la Parte notificada tendrá derecho a inspeccionar las obras que se estén ejecutando para comprobar si se ajustan al proyecto presentado” y por último remite al artículo 47: “A los efectos del presente Tratado se entiende por contaminación la introducción directa o indirecta, por el hombre, en el medio acuático, de sustancias o energía de las que resulten efectos nocivos”.

Responsabilidades

“Cada Parte será responsable frente a la otra por los daños inferidos como consecuencia de la contaminación causada por sus propias actividades o por las de personas físicas o jurídicas domiciliadas en su territorio”, añade la Cancillería uruguaya para advertir luego que “la jurisdicción de cada Parte respecto de toda infracción cometida en materia de contaminación se ejercerá sin perjuicio de los derechos de la otra Parte a resarcirse de los daños que haya sufrido, a su vez, como consecuencia de la misma infracción. A esos efectos, las Partes se prestarán mutua cooperación”. “En dicho marco –concluye el organismo uruguayo– es que el Ministerio de Relaciones Exteriores se encuentra atento a la presentación por parte de la Argentina del eventual proyecto de obra del referido Canal Magdalena en lo que respecta al impacto de dicha obra en la navegación o en el régimen del río”. Ahora, según consignó el diario uruguayo El País el delegado del país vecino ante la CARP, Alem García, “envió ayer una carta formal a su colega argentino, Diego Tettamanti, pidiéndole que si van a avanzar con la construcción del Canal Magdalena, Uruguay tiene el interés de administrar el Canal Punta Indio, lo que ahora hacen los argentinos”. La flema nacionalista, comprensible, de un sector del oficialismo podría, en esta oportunidad, limitarse a cumplir con su objetivo sin la necesidad de recrear conflictos que desintegran una historia compartida. A menos que sea una política declarada la ruptura bilateral, nunca es tarde para que la diplomacia negocie los términos que otros no dominan. https://tradenews.com.ar/

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