La desestabilización de los océanos favorece la proliferación de las medusas

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GK046 BASILEA (SUIZA) 11/02/2015.- Fotografía de unas medusas (Aurelia aurita) conocidas como medusa común en el zoo de Basilea (Suiza), hoy, miércoles 11 de febrero de 2015. Esta especie que habita las aguas de la costa este atlántica del norte de Europa y la costa oeste atlántica del norte de América suele medir entre 25 y 30 centímetros. EFE/Georgios Kefalas

Se han multiplicado hasta el punto de que los expertos estiman que están «gelificando» los océanos. La sobrepesca, el calentamiento del agua y la presencia masiva de plástico en los océanos, todo ello provocado por el hombre, están favoreciendo la proliferación de las medusas, que además invaden las playas. Las medusas, que aparecieron en la Tierra hace unos 600 millones de años, se han multiplicado hasta el punto de que los expertos estiman que están «gelificando» los océanos, según un informe de expertos climáticos de la ONU que será publicado el miércoles. Fabien Lombard, un experto en Francia en ecología del plancton y de las medusas, explica no obstante que este fenómeno no es uniforme.

En el mar Negro, frente a las costas de Namibia o en el mar de Japón, su presencia ha crecido pero es difícil saber si también pasó lo mismo en otras regiones. En 2014 se creó una base de datos mundial pero sigue siendo complicado cuantificarlas. Las medusas, unos de los primeros habitantes del planeta, viven hoy en todos los mares y océanos y en todas las profundidades, hasta en los abismos. Forman parte del zooplancton y están constituidas en entre un 95 y un 98% de agua. No tienen cerebro y son capaces de flotar y de nadar pero no de resistir a las corrientes marinas. Las medusas, de diversos tamaños y colores, se reproducen de forma sexual, asexual o por gemación: los huevos fecundados caen en los fondos marinos, dando nacimiento a un pequeño animal, un pólipo, que se multiplica. Un cambio de temperatura, por ejemplo, activa su división, dando lugar a varias pequeñas medusas. Hasta ahora, las proliferaciones de medusas, llamadas «bloom», se constataban a intervalos regulares. Era el caso cada 12 años de la especie ‘pelagia’ en el Mediterráneo, según Anaïs Courtet, bióloga del Acuario de París. «Pero hoy en día este ciclo ya no se repite y hay todos los años», asegura.

«Cantidades increíbles»

La proliferación de estos animales gelatinosos y urticantes se debe a varios factores, asegura Philippe Cury, investigador en biología oceanográfica del Instituto de Investigación para el Desarrollo de Francia, como la sobrepesca, la pesca de arrastre y el calentamiento de los océanos. «Estos tres factores provocan que las poblaciones de medusas se disparen. Esto siempre sucedió pero ahora es mucho más frecuente y observamos a veces cantidades increíbles», según este científico. La sobrepesca elimina algunos de sus depredadores directos, como los atunes y las tortugas capturadas de forma accidental, pero también los peces que se alimentan de plancton. En su ausencia, las medusas disponen de más cantidad de alimento. El tipo de pesca que consiste en arrastrar una gran red por los profundidades marinas también es problemática. Al raspar los animales que viven en los fondos marinos, como las esponjas, los gusanos y los corales, esta pesca los «homogeneiza» y deja más espacio a los pólipos para multiplicarse, según Cury. A los pólipos también les gustan las construcciones humanas, como las boyas o las plataformas petrolíferas. «Adoran el plástico», afirma Lombard. Unos residuos de pocos centímetros pueden servir de balsa a estos animales para colonizar nuevos espacios.

El cambio climático y la acidificación de los océanos tampoco les son «desfavorables», contrariamente a otras especies, indica Courtet. La multiplicación de medusas afecta a numerosas actividades humanas como el turismo, la pesca, la piscicultura, las fábricas de desalinización y los sistemas de enfriamiento de instalaciones nucleares, que obstruyen estos animales. En 2007, una fábrica de salmones de Irlanda del Norte quedó diezmada por las medusas que picaron a los peces, incapaces de huir. En Japón, los pescadores se quedan a veces en tierra porque las medusas son demasiado numerosas y temen perder sus redes. Incluso un barco volcó bajo su peso. Para evitar una invasión «son necesarios ecosistemas que funcionen normalmente, con una gran biodiversidad», según Cury. «Podríamos salir a pescarlas» para comerlas o deshacerse de ellas, «pero se reproducen muy rápidamente». AFP   https://www.montevideo.com.uy

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