El clima de “ciencia, paz y cooperación” en Antártida

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Estudiantes e investigadores que estuvieron en enero en la Escuela de Verano de Introducción a la Investigación Antártica describieron el clima de cooperación que existe en las comunidades científicas del “continente blanco”.

Ana Silva y Bettina Tassino, doctoras en Ciencias Biológicas, y los estudiantes de grado de la licenciatura en Ciencias Biológicas Sofía Bausero y Ary Mailhos hablaron en No toquen nada sobre su pasaje en enero por la Escuela de Verano de Introducción a la Investigación Antártica (EVIIA).

Tassino dijo que la escuela tiene como objetivo inspirar a estudiantes jóvenes para que se sumen a investigar temas antárticos y desarrollen luego su formación en posgrados en esos asuntos. Es una iniciativa de la Facultad de Ciencias con apoyo del Instituto Antártico Uruguayo, y Uruguay es el único país del mundo que lleva a estudiantes de grado a esa instancia.

La investigadora añadió que “es una idea muy ingeniosa, innovadora e inspiradora” y que eso se ve reflejado en el “entusiasmo y energía positiva que tienen los estudiantes cuando están haciéndolo, y cuando vuelven y quieren contar su experiencia”.

Además, Tassino mencionó que el cogobierno que tienen los países que firmaron el Tratado Antártico se construye sobre tres pilares: “ciencia, paz y cooperación”. Ana Silva, que estuvo en la escuela en enero, dijo que el aspecto logístico en Antártida es un diferencial en el trabajo científico. Reconoció que la costumbre es que el trabajo de investigación parta de sus propias motivaciones, ideas y propuestas que son evaluadas por pares y financiadas por agencias; mientras que en Antártida no es así.

“Se agrega un componente más sin el que allí es imposible hacer ciencia si no se hace así, y es novedoso para nosotros: la logística, la interacción entre la ciencia y la política, porque no cualquier proyecto es financiado para hacerse en Antártida, tiene que tener aceptación a través de los comités que resuelven las estrategias de las líneas de investigación”, dijo Silva.

También, contó que en “podés tener la mejor propuesta o idea pero va a ser el jefe de base el que diga si ese trabajo lo podés hacer o no”. Para Tassino, “esa logística soporta la ciencia”, ya que hay una dotación permanente que mantiene el funcionamiento de la base todo el año, y la ciencia está sujeta a su esfuerzo, porque son quienes permiten que se realicen las investigaciones.

Tan cerca y no tan lejos

Silva habló también sobre el privilegio de Uruguay como miembro del Tratado Antártico de poder estar cerca de las bases de otros países, algunos de ellos verdaderos gigantes como China, cuya base pudo visitar. “La infraestructura es enorme, fue muy impactante. Sin embargo, cuando tomamos contacto con los científicos no había un abismo entre nosotros y lo que estaban haciendo ellos. Eso nos hizo sentir muy cerca. Hay países muy distantes y que vemos como híper desarrollados en sus sistemas científicos pero esa lejanía se vuelve cercanía en la Antártida. No solo porque estamos a la vuelta en la isla sino porque tampoco hay una diferencia tan impresionante en sus capacidades de investigar en el continente antártico”, dijo.

Para Tassino esto “abona otra de las puntas del Tratado Antártico: la colaboración y cooperación”. “Hicieron un seminario en la base uruguaya. Estuvimos en contacto con otros científicos. Son posibilidades que da esa vecindad antártica con países que geográfica o culturalmente están muy alejados. Pero allí es imprescindible que se genera esa cooperación”, mencionó.

Además, dijo que la convivencia de varios países en ese continente “es un experimento exitoso desde el punto de vista político, ya que hace 60 años el Tratado Antártico -y quedan 30 más- tiene que estar a la altura de generar ciencia para que aporte a ese sistema”.

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