Unos 146 pasajeros de distintas partes del mundo subirán al crucero de bandera liberiana Expedition desde el puerto de Montevideo en lo que será el inicio de su «temporada antártica», en la que disfrutarán de una experiencia en cercanía con la naturaleza polar. Así lo explicó a Efe el agente marítimo encargado de recibir a la embarcación internacional de cuatro plantas en el puerto, Rubén Jokas, quien destacó que el buque arribó el pasado domingo a la capital desde Europa, proveniente de su temporada ártica. «La temporada antártica es cuando todos los buques arrancan en octubre y directamente hacen todo lo que implica Ushuaia, Puerto Stanley, las Malvinas, Georgia, que los mantienen hasta el mes de marzo que es el verano austral», expresó. Entre las principales características que diferencian a este crucero de los tradicionales destacan los viajes entre los témpanos de hielo antárticos así como el descenso al hielo para acercamientos controlados a la fauna. «Esto es más exclusivo, más acorde con lo que busca el pasajero europeo o de otras latitudes, que es justamente algo diferente como ir a los hielos», aseguró. Además de la tripulación, compuesta por unas 55 personas de distintas nacionalidades, «en su mayoría» de nacionalidad filipina, «a bordo (también) viaja un staff de 15 personas», desde historiadores, rescatistas, médicos, especialistas en naturaleza, hasta expertos polares o doctores en ciencias. «Son los que dan las conferencias a bordo. Mientras el buque viaja a la Antártida los pasajeros están muy entretenidos todo el tiempo», añadió. En ese sentido, Jokas detalló que el barco cuenta con internet wifi y una biblioteca con más de 300 libros entre obras de ficción temática y científicas. Asimismo, los pasajeros pueden disfrutar de las vistas desde sillones ubicados adelante de ventanas a lo largo de los pasillos, y desde comedores o bares panorámicos temáticos, entre ellos el «Polar Bear Bar». Desde las lámparas hasta los cuadros que se encuentran colgados en los pasillos queda evidente la apuesta del crucero por la decoración como forma de ambientar a los viajeros, con mapas y guías de la fauna así como afiches de pingüinos, osos polares (que habitan apenas en el Ártico), morsas o aves típicas de ambos polos del planeta. En el puerto de Montevideo se cambia la tripulación, bajan los que vienen de la «temporada alta» y embarcan los nuevos en una rotación que dura entre tres y cuatro meses. El barco también se aprovisiona de alimentos y otros productos necesarios para el viaje, así como de combustible, lo que según Jokas es importante para la economía local. Entre otras de la características del viaje emprendido por esta embarcación, que fue construida en 1972 y cuenta con 105,23 metros de eslora y 4,71 metros de calado máximo, se encuentra el compromiso de preservar el medioambiente y la fauna antártica, por lo que no está permitido el contacto directo con los animales de acuerdo a las normas internacionales. Las excursiones duran entre 7 y 15 días, por lo que cada pasajero tiene la opción de decidir en qué punto del viaje desea abordar la embarcación, pero en cualquiera de ellos, como subrayó Jokas, «siempre tendrán la oportunidad» de disfrutar del recorrido y «tomarse un escocés con hielo antártico». EFE http://www.espectador.com