En 1979 se puso una prohibición a químicos artificiales que provocaban la muerte de ballenas orcas. Sin embargo, aún están presentes en los océanos y siguen mermando sus poblaciones. En 1979, Estados Unidos Introdujo una prohibición a los bifenilos policlorados (PCB), un grupo de sustancias químicas artificiales utilizadas en dispositivos eléctricos como aisladores, condensadores y transformadores, lo que provocó que muchos otros países hicieran lo mismo. Sin embargo, varias décadas después, las concentraciones actuales todavía son lo suficientemente altas como para diezmar la población de orcas (Orcinus orca). Según un estudio publicado recientemente en la revista científica Science, el número de orcas que quedan en la naturaleza podría reducirse a la mitad en los próximos 30 a 50 años. Para determinar el vínculo entre los PCB y la salud de las ballenas asesinas (nombre popular con que se les conoce), los investigadores midieron los niveles de PCB en más de 350 ballenas individuales de todo el mundo. Aseguran que es el mayor número de orcas jamás estudiadas. Los datos se conectaron a modelos que luego predijeron las consecuencias que esos PCB tendrán sobre el sistema inmunitario y la mortalidad de las orcas y sus crías durante un período de 100 años.
Malas perspectivas
“Los hallazgos son sorprendentes. Vemos que más de la mitad de las poblaciones estudiadas de orcas en todo el mundo se ven gravemente afectadas por contaminación con PCB”, dijo en un comunicado Jean-Pierre Desforges, investigador postdoctoral en la Universidad de Aarhus, Dinamarca.
Las poblaciones del Estrecho de Gibraltar, del noreste del Pacífico y de los océanos que rodean Brasil y el Reino Unido son especialmente vulnerables y están en gran riesgo. En estas áreas, los modelos revelan que las poblaciones se han reducido a la mitad en los últimos 50 años. “En estas zonas del planeta rara vez se observan orcas recién nacidas,” dijo Ailsa Hall, que ayudó a diseñar los modelos utilizados por la Unidad de Investigación de Mamíferos Marinos en Escocia. Esto es especialmente problemático porque las ballenas asesinas tienen períodos de gestación extremadamente largos (18 meses) y esperan décadas para alcanzar la madurez sexual (20 años). “Es como el apocalipsis de una ballena asesina”, dijo a The Guardian Paul Jepson, de la Sociedad Zoológica de Londres, quien participó en la investigación. Si no se toman las medidas políticas suficientes por la comunidad internacional el panorama para las orcas es realmente sombrío. http://www.lr21.com.uy/
