Amenaza de guerra comercial con EE.UU. ensombrece a la industria china

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Empresas del gigante asiático reformulan sus planes a medida que crece la tensión entre Washington y Pekín a causa de la decisión de la administración Trump de aplicar aranceles masivos a productos chinos. En sus laboratorios de alta tecnología en el centro manufacturero chino de Shenzhen, Beike Biotechnology está desarrollando robots médicos que podrían ayudar a tratar el cáncer. Tiene grandes planes para exportarlos a mercados como EE.UU. No obstante, estos proyectos están ahora bajo amenaza. Los robots, que ayudan a desarrollar cultivos celulares usados en terapias de células madre, integran una extensa lista de productos amenazados con fuertes aranceles en EE.UU. en medio de una creciente puja comercial entre Washington y Pekín. La compañía ya está incorporando los aranceles estadounidenses en sus planes para el próximo año y ha encargado a sus equipos de ventas que busquen nuevos mercados ante este escenario. Beike, empresa líder a nivel local en tecnología de células madre con apoyo del gobierno y lazos con el exterior, ilustra lo que está en juego para la industria china. En ese marco, Washington y Pekín se sentaron a negociar la semana pasada. Encabezadas por el secretario del Tesoro de EE.UU., Steven Mnuchin, y el viceprimer ministro chino, Liu He, las reuniones apuntaban a aliviar las tensiones entre las dos mayores economías del mundo. Aunque se consensuaron algunos aspectos, el desacuerdo sigue siendo «relativamente grande», dijo la agencia de noticias china Xinhua.La administración Trump llegó al encuentro con el objetivo de reducir la brecha comercial de EE.UU. con China en US$ 200.000 millones en los próximos dos años y frenar los subsidios chinos para los sectores industriales avanzados. En tanto, Pekín aspira a que Washington relaje las restricciones a las exportaciones de productos de alta tecnología que puedan tener aplicaciones militares. Las conversaciones se dieron en medio de indicios de que las fricciones comerciales están escalando. Los principales puertos de entrada de China han aumentado los controles a las importaciones de fruta fresca de EE.UU., indicaron fuentes chinas a Reuters. EE.UU. es el mayor socio comercial de China, con unos US$ 506.000 millones en importaciones en 2017. Mientras, los fabricantes ven con nerviosismo los acontecimientos. «Las sanciones tienen un gran impacto en nosotros», afirmó Hu Xiang, fundador y presidente de Beike. «Estamos desarrollando un robot para el cultivo celular completamente automatizado, que está dentro del alcance de los aranceles», destacó, agregando que la firma recibió intenciones de pedidos de compra significativos desde EE.UU. que se verían muy afectados por la medida.

Onda expansiva.

Beike no está solo. Negocios líderes en dispositivos médicos, indumentaria, manufacturas, productos de acero, impresión y otros subrayaron la amplitud con la que vive el comercio la amenaza de guerra. Algunas empresas ya están cambiando sus ventas a otros destinos o han descartado planes de expansión en EE.UU. Otras lidian con la incertidumbre que trae esta incipiente batalla comercial. Lo que comenzó como una forma de proteger los empleos en la industria metalúrgica de EE.UU. se ha convertido en un recurso que la administración Trump está utilizando para lograr concesiones en otras áreas, como las exportaciones de automóviles a Europa o las gestiones para revisar el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá. La incertidumbre está sembrando el caos en las redes de suministro internacionales. Las compañías automotrices y otros fabricantes no saben si los barcos que transportan acero pueden ser prohibidos repentinamente en puertos de EE. UU.  https://www.elpais.com.uy

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