Esas firmas se encargan de dar servicios a los buques extranjeros, incluyendo gestiones ante la Administración Nacional de Puertos (ANP) y la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (Dinara), mientas el gobierno afirma que se realizan los controles necesarios para que esos barcos no pesquen ilegalmente en aguas uruguayas.
Las 12 empresas que forman la CAPE trabajan con 186 barcos pesqueros de bandera extranjera que por año llegan a movilizar en la terminal montevideana 350.000 toneladas de pescado y calamar capturados, básicamente, en el Atlántico Sur.
El presidente de la CAPE, Aldo Braida, informó a El Observador que los barcos pesqueros de bandera internacional llegan a la terminal y en las áreas públicas se descarga la mercadería que luego es embarcada en buques de ultramar en los que viajan hasta su destino final.
En 2015, la operativa de carga descarga de pesca internacional en el puerto de Montevideo precisó de 175.000 jornales.
«Sin ser bienes uruguayos, generan mano de obra local en todo el proceso desde que el buque llega al puerto hasta que se va», explicó Braida.
El empresario informó que durante 2016, la actividad de la pesca internacional se redujo 20% en comparación con 2015 por una menor captura de pescado. Pero en los primeros meses de este año volvió a repuntar la actividad y se espera superar la de 2016.
Por su parte, el director de la Dinara, Daniel Gilardoni, dijo a El Observador que «Uruguay se ha preparado para controlar esa flota que muchos dicen que es ilegal, pero para decirlo hay que demostrarlo porque están pescando en aguas internacionales».
El jerarca expresó que «antes de 2005, si me preguntaban, yo prefería prohibir el ingreso de ese tipo de buques; después me di cuenta de que representan posibilidades de trabajo, ingresos para el país y también Uruguay tiene relaciones comerciales con los que pescan en esas aguas internacionales».
«El camino que elegimos fue el de controlarlos», afirmó Gilardoni.
Con el crecimiento de los tránsitos de pesca extranjera se han generado algunos inconvenientes en la terminal montevideana. Braida indicó que la dificultad más grande es «la disponibilidad de muelles para atracar; luego que eso se consigue no surgen problema de demora y se opera en forma ininterrumpida».
Añadió que se trabaja en forma «bastante apretada porque la actual infraestructura portuaria no está prevista para este tipo de buques. A veces hay que buscar un rinconcito para atracar».
El empresario expresó que «en ninguno de los muelles del puerto hay prioridad para los pesqueros; pero es bueno reconocer que en la ANP hay profesionales que conocen el puerto, los espacios y con ellos se busca la manera para que el buque pueda entrar y operar».
Pesca local
En contrapartida, los números de la pesca uruguaya no mejoran.
Según datos del Instituto Uruguay XXI, las exportaciones de pescados y productos del mar alcanzaron los US$ 90 millones en 2016, frente a los US$ 114 de un año atrás.
Eso marcó un descenso de las ventas de 20,4% en la comparación interanual. A su vez, según datos aduaneros a los que accedió El Observador, entre enero y junio de este año las solicitudes de exportación fueron por US$ 37,8 con un volumen de 22.270 toneladas. El dato semestral marca una mejora con el de igual período del año pasado cuando las ventas externas fueron por US$ 31,7 millones.
«La situación no cambio mucho en relación a los últimos años; el sector sigue teniendo problemas de precio y competitividad», señaló Gilardoni. Años atrás, Nigeria –al impulso de los precios internacionales del petróleo– se había convertido en un fuerte comprador de corvina uruguaya. Pero el barril de crudo estaba por encima de los US$ 100 y ahora vale menos de la mitad. Eso genero que el país africano perdiera divisas y ya no fuera un fuerte importador de mercadería.
«Brasil es otro cliente importante de corvina, pero son conocidos los problemas económicos por los que ha atravesado», manifestó el director de la Dinara. «Hace cuatro años, la corvina entera valía US$ 2.100; hoy US$ 1.500», concluyó Gilardoni.
EL OBSERVADOR