«Teniendo en cuenta la importancia de los peces para la seguridad alimentaria y la estabilidad del ecosistema, estos resultados ponen de manifiesto la necesidad de investigar más los efectos del aumento de los niveles de CO2 en su reproducción», señala el profesor Marco Milazzo, de la Universidad de Palermo, Italia.
El Symphodus ocellatus es un lábrido que habita en las zonas rocosas submareales del mar Mediterráneo, y cuya temporada anual de apareamiento se extiende desde finales de abril hasta julio. Presenta tres tipos de sexo masculino: dominantes (son los que construyen nidos, cortejan a las hembras y proporcionan defensa), satélites (cooperan con los machos dominantes y ayudan en el cortejo), y sneakers (nadan alrededor de los nidos y tratan de unirse a las hembras durante el desove).
Un video filmado para este estudio, que fue publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B, muestra que el desove de los machos dominantes se redujo en casi dos tercios en las zonas de altas concentraciones de CO2, en comparación con los sitios normales, y que el tiempo del cortejo también disminuyó de manera significativa. Sin embargo, las pruebas genéticas mostraron que el linaje de los machos dominantes aumentó del 38 % en los ambientes normales a más del 58 % en las zonas con alta concentración de CO2.
«Habíamos predicho que los machos dominantes perderían debido al aumento de la competencia, pero nuestras pruebas de paternidad genética indicaron que no lo hicieron. De hecho, fertilizaron más huevos que los otros tipos de machos y fueron los ‘escurridizos’ los que perdieron. A pesar de que los sneakers produjeron más esperma y desovaron sobre los huevos más a menudo, no terminaron fertilizando más huevos», concluye el profesor Jason Hall-Spencer, de la Universidad de Plymouth. – (www.fis.com)