* (Por Juan Oribe Stemmer)
Uno de los puntos críticos del planeta donde podría comenzar el próximo conflicto mundial es el Mar de la China meridional. Un mar semicerrado en el océano Pacífico oriental que abarca una superficie de casi 3,5 millones de kilómetros cuadrados y que está rodeado por China, Filipinas, Vietnam, Malasia, Brunei, Singapur e Indonesia. Por varios motivos. Incluyendo las fricciones causadas por las disputas entre los ribereños sobre la delimitación de sus respectivas áreas de soberanía en aquellas aguas y su subsuelo. Las desavenencias se han acentuado debido al prospecto de que en el subsuelo marino existan reservas de gas natural y petróleo.
El Mar de la China es una de las principales rutas marítimas que comunica los puertos de la región con el resto del mundo.
También están las consideraciones de defensa nacional y estratégicas.
Lo que sucede en esa vasta región marítima afecta directamente no sólo a los intereses de sus países costeros, sino también a los de otros más distantes. Desde Australia a los Estados Unidos. Indirectamente, toda la comunidad internacional tiene un interés en que los países costeros encuentren una solución pacífica para sus diferencias y que no se produzca una escalada con consecuencias imprevisibles.
La situación ya era complicada cuando China decidió avanzar en sus reclamaciones de soberanía sobre islotes y arrecifes situados en áreas marítimas disputadas con sus vecinos. Esas elevaciones incluyen las islas Paracel (disputadas por China, Vietnam y Taiwán), los arrecifes Scarborough (China, Taiwán y Filipinas), y las islas Spratly (China, Vietnam, Taiwán, Malasia, Filipinas y Brunei).
La nueva estrategia de China ha sido dragar arena del fondo del mar y proceder a verterla en algunos de esos puntos para construir islas artificiales sobre las cuales reclama soberanía.- En el 2013, Filipinas sometió sus diferencias con China a un tribunal de arbitraje de acuerdo a lo previsto en el artículo 287 de la Convención sobre el Derecho del Mar. Los dos países son miembros de la Convención, el primero desde 1984 y el segundo desde 1996. Filipinas definió cuidadosamente el alcance de la cuestión sometida a arbitraje: se le pidió al tribunal que resolviese sobre la base legal de los derechos de los países en el Mar de la China meridional, el estatuto de ciertos accidentes geográficos de acuerdo al Derecho del Mar, y la legalidad de determinadas acciones de China en aquella región marítima.
El dictamen del Tribunal Arbitral, presentado hace unos días, es devastador para China. – El Tribunal entendió que los accidentes geográficos en disputa eran elevaciones que solamente emergían en bajamar o rocas no aptas para mantener habitación humana. Estos puntos, según la Convención, no pueden ser considerados como islas y no generan un mar territorial, zona económica exclusiva o plataforma continental propios.
Además el Tribunal entendió que la construcción de islas artificiales, instalaciones, y algunas estructuras en esos lugares no puede servir de base para reclamar derechos de soberanía sobre ellos y el mar adyacente. Las islas artificiales construidas por China, concluyó, violan los derechos de Filipinas.
Ahora, el mundo espera, expectante, la reacción de China ante este serio revés jurídico y político.Juan Oribe Stemmer, mar de problemas, Pacífico oriental, China, Filipinas, Tribunal Arbitral, Derecho del Mar.-
*( Periodista y escritor, ex Director General de DINARA y ex representante de Uruguay en organismos binacionales con Argentina)