El primero de ellos fue Alejandro o «Jano» como lo apodan. Alejandro Foglia Costa compitió por primera vez en los JJOO de Atenas 2004, repitió en Beijing 2008, estuvo en Londres 2012 donde también estuvo su hermana menor Andrea, y estará en Río 2016 con su otra hermana, Mariana.
«Jano» igualará la cantidad de participaciones de Milton Wynants, el uruguayo con más presencias en JJOO (cuatro). Pero Alejandro, su padre, se convertirá en padre de tres olímpicos cuando Mariana salga al agua en el Nacra 17 junto a su esposo, Pablo Defazio.
El pasado sábado, el pequeño Alejandro dejó nuestro país para continuar su preparación en España. Un par de horas antes, Mariana y Pablo llegaron de Río de Janeiro, donde estuvieron entrenando. Fue una mañana de encuentros y despedidas en el Aeropuerto de Carrasco, para una familia ya habituada a estos trotes.
Antes de darle a su hijo un abrazo y verlo cruzar la puerta de embarque, Alejandro Foglia Mafio, el padre récord de tres veleristas olímpicos, habló con PDA.
– ¿Qué significa tener tres hijos olímpicos?
– Es un orgullo. Es un sacrificio que ellos han hecho. Uno lo que ha hecho es apoyarlos en todo lo que ha podido, pero el logro es de ellos. Como todo padre siempre se siente orgullo cuando los hijos logran los objetivos que se pusieron. Para mí y para mi señora es una cosa muy linda que nos ha pasado en la vida y la verdad que estamos muy agradecidos por eso.
– ¿Los chicos Foglia son muy tranquilos, es algo que heredaron del padre?
– Puede ser. El perfil bajo es bueno tenerlo y con ese perfil bajo han logrado sus objetivos. Yo me considero una persona de perfil bajo también.
– ¿Cuando Jano era niño, ya lo veías metido en el deporte?
Siempre le gustó. Alejandro siempre mostró particular facilidad por los deportes y los practicó. Cuando iban a Punta del Este, en verano, había que darles algo que hacer. Si no los tres meses de vacaciones se volvían bastante duros para mi señora. Yo trabajaba y estaba afuera siempre. Iban al club y se pasaban todo el día ahí. Tomaron el amor por la vela y no lo soltaron más.
– ¿Ustedes tenían alguna relación previa con la vela?
– Yo practiqué vela, ya un poco más veterano y no con la intensidad de ellos. Fuimos con Alejandro a los Juegos Panamericanos de Río 2007. Él corría una categoría (láser) y yo en otra (J24 donde terminó cuarto entre siete barcos). Fue una linda experiencia en la que compartimos la convivencia en la Villa Olímpica.
– Imagino que ellos recibieron el impulso de los padres para dedicarse de lleno a esto.
– Primero creo que fue algo natural. Uno lo va incentivando. No fue una estrategia marcada, pero es importante cuando los chicos van marcando su camino y quieren algo. Los padres los tienen que apoyar. Fue lo que nosotros hicimos. La verdad que no es muy común que a los tres les gustara la vela y le dieran fuerte al deporte. A medida que iban avanzando y tomaban más objetivos y obligaciones que cumplían, los padres los íbamos apoyando. En definitiva termina siendo una enseñanza de vida importante. Todos estudiaron, todos se recibieron y todos navegan.
– ¿Cuando ellos compiten tienen alguna cábala con tu esposa?
– Generalmente, como siempre parten de acá de Uruguay, vamos todos a comer a algún restaurant y esa es un poco la cábala. Se come pescado más que nada, todo referente al mar.
– Como hombre que sabe de vela ¿cómo lo ves a Jano?
– Bien. Él se ha entrenado fuerte, se ha dedicado y ha hecho del entrenamiento parte de su vida. Ese es el primer logro importante. Clasificar para un deportista uruguayo ya es un logro gigante frente a los recursos que tienen los deportistas de otros países que están mejor posicionados. Él está bien preparado, concientizado, que es bien importante, y sin duda va a tratar de dar lo mejor para lograr un buen puesto.
s duro porque los competidores son muy buenos, Río tiene particularidades muy especiales en cuanto al viento, las corrientes, la zona donde se van a desarrollar las regatas. Es un desafío y creo que está bien preparado, con muchas ganas de llevarlo adelante para lograr el mejor puesto posible y tratar de subirse al podio. –(PDA)
