Pero la discusión se mantuvo: ¿fue un caso absolutamente excepcional, o realmente los cachalotes embisten?. Las orcas, los narvales, también mamíferos marinos, sí lo hacen, en luchas de especie. En 1997 una investigación en California, demostró que los cachalotes podían actuar de igual manera, aunque las observaciones no fueron numerosas.- Otro patrón de conducta estudiado fue el de las ballenas azules, las mayores del mar, que han tenido múltiples choques con embarcaciones. Sin embargo éstas últimas no lo hacen voluntariamente, sino que su ecolocalización de presas no advierte la presencia de barcos y son embestidas por los mismos.
LOS CACHALOTES Y SU DIFORMISMO SEXUAL.-Si bien se estudiaron casi dos siglos de reportes sobre ataques de cachalotes, los investigadores de la Universidad de Queensland, apuntaron a las razones biológicas que demuestren que los cachalotes combaten entre sí, y también embisten lo que les puede resultar inamistoso.
La autora principal del trabajo, la doctora Olga Panagiotopoulou, afirma que la clave está en el dimorfismo sexual. “El hecho de que los machos sean tres veces más grandes que las hembras y que el tamaño de su cabeza sea la principal característica de su dimorfismo sexual sugiere que las hipótesis sobre las embestidas podrían ser verdad”, explica en declaraciones a la publicación Sinc, que reproduce el diario ABC de España.
La parte frontal de la cabeza del cachalote, considerada “una de las estructuras más extrañas entre los animales” presenta en su interior dos grandes compartimentos llenos de aceite, uno sobre el otro, que era la principal “riqueza” que se extraía de estos animales durante las faenas. “El tamaño y la arquitectura de la frente, los compartimientos, pueden estar relacionados, al menos en parte, con los combates entre machos. Durante las embestidas, es más probable que usen el saco inferior que contiene divisiones del tejido conectivo, una estructura que puede amortiguar y reducir la fuerza del impacto”, señaló la especialista.- (LR-21)