Poco feliz

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Por Juan Oribe Stemmer

A principios de junio tuvo lugar en Buenos Aires la “IV Conferencia Hemisférica sobre Hidrovías, Puertos Interiores y de Cruceros: Una Puerta Abierta a la Economía Global”, organizada por la Administración General de Puertos (AGP) de Argentina

 y la Secretaría de la Comisión Interamericana de Puertos (CIP). Ésta reúne a las Autoridades Portuarias Nacionales de los países miembros de la y de la industria marítima-portuaria de nuestra región.

Las sesiones fueron empañadas por un brote, otra vez, de la ya rancia “guerra de puertos” que hace más de dos siglo intenta librar el centralismo porteño contra el puerto de Montevideo. Sin haber conseguido doblegarlo.

Durante la conferencia una funcionaria del ministerio del Interior argentino, santafecina ella, proclamó que “hay que fortalecer los puertos argentinos en detrimento de los uruguayos”. Luego, la conferencia del presidente de la Administración Nacional de Puertos de nuestro país fue interrumpida por unos intrusos armados de sirenas y pitos. En su presentación, el jerarca de la ANP afirmó que “La lucha de puertos no existe”. Pues parece que existe un sector de opinión en la administración argentina que no está de acuerdo con él. No es necesario recordar episodios anteriores.

Es justo reconocer que en Argentina también existen personas sensatas, con una sólida base de conocimientos sobre la teoría y la práctica de la actividad marítima y portuaria que no comparten esa visión tan rudimentaria. Uno de ellos, Jorge Metz, ex subsecretario de Puertos, Vías Navegables y Marina Mercante de la Nación entre 2015 y 2018, dirigió una carta de disculpas al presidente de la ANP, Juan Curbelo, con copia al Jefe de la Secretaria en la Comisión Interamericana de Puertos, y a la Dra. Mónica Ageitos, del Centro de Navegación del Uruguay. Un gesto noble que merece ser destacado.

El Diccionario de la Real Academia indica que “desmedro” significa deteriorar o llevar a menos. En la primera acepción significa “hacer que algo o alguien pase a un peor estado o condición”. Por lo tanto, la funcionaria del gobierno del vecino país propuso, con total candidez, fortalecer los puertos argentinos en perjuicio o deteriorando los puertos uruguayos. Es una visión primitiva del desarrollo económico que, seguramente, habría sido rechazada incluso por los mercantilistas del siglo XVIII.

Lo más sorprendente es que la funcionaria no dudó en lanzar tal afirmación en una reunión regional cuyo lema era “Una Puerta Abierta a la Economía Global”.

Es una visión equivocada – y, si lo pensamos, quizás más perjudicial para Argentina que para el Uruguay- por varios motivos, algunos generales y otros específicos de nuestra región.

El factor determinante para el desarrollo de los puertos del Río de la Plata es la geografía. La bahía y puerto de Montevideo se encuentran más próximos al océano Atlántico y tienen una mayor profundidad natural que el Canal Principal de navegación del río. Este vincula Buenos Aires y los puertos de aguas arriba, con las aguas más profundas del Río de la Plata, frente a Montevideo. Este hecho determinó, desde la década de 1760, por lo menos, una determinada división de funciones entre los puertos de Montevideo y Buenos Aires.

Los dos puertos son naturalmente complementarios.

Para el beneficio de ambos.  https://www.elpais.com.uy/

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