Emprendedores crearon startup de humedales artificiales que trata agua residual

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Río Azul promueve la economía circular; recibe asesoramiento de la firma de private equity Capital Oriental para escalar el proyecto y llegar con su solución al medio rural. A simple vista luce como un jardín ornado con plantas, pero se trata de una solución ecotecnológica que busca brindar acceso a saneamiento a hogares. Ese concepto guía al emprendimiento nacido en Salto Río Azul, que está dando sus primeros pasos con el apoyo de Capital Oriental, firma de private equity enfocada en proyectos sustentables.

«Nos especializamos en servicios de ingeniería para brindar soluciones ambientalmente sostenibles para el cuidado del agua», dijo Marcelo Argenzio, cofundador de Río Azul junto a Gonzalo Cámara. «Tratamos el agua residual con humedales construidos y sus procesos ecotecnológicos, transformándola en un recurso para su vertido seguro o reutilización, reduciendo costos y mejorando el impacto ambiental y sanitario». Río Azul se inspira en los humedales naturales, como los que existen en áreas protegidas y actúan como «filtros de agua», para construir modelos artificiales a escala, diseñados y adaptados a las características de cada lugar (ecosistema, geografía, topografía, clima). Estos humedales mejoran la calidad del agua, procesando los contaminantes a través de plantas macrófitas (adaptadas a condiciones de inundación y contaminación y con valor ornamental), grupos microbianos y un lecho filtrante. El agua tratada puede verterse, infiltrarse (dependiendo del lugar y la normativa) o puede reutilizarse para riego, recarga de cisternas, lavado de vehículos y sistema anti-incendio, entre otros usos. «No es apta para consumo», aclaró Argenzio. La solución apunta a residencias individuales, complejos de viviendas, barrios privados, así como a pequeñas poblaciones, sobre todo del medio rural, donde el saneamiento aún no alcanza un 100% de cobertura. En Uruguay, la red abarca al 60% del país, pero está altamente concentrada en zonas densamente pobladas, precisó el emprendedor. El agua tratada puede verterse, infiltrarse, o reutilizarse para riego, recarga de cisternas, lavado de vehículos y sistema anti-incendio, entre otros usos. «No es apta para consumo», aclaró Argenzio. Como ventaja, los humedales artificiales tienen un costo entre 50% y 70% más bajo que la inversión en una planta de tratamiento, y requieren un mantenimiento básico de poda y remoción de restos muertos de vegetación. Además, no generan olor porque el agua no está en contacto con la atmósfera y evita la presencia de mosquitos que acarrean enfermedades, agregó Argenzio. Hasta ahora Río Azul vendió cinco humedales, cuatro a nivel doméstico y otro a una empresa. Además se encuentra desarrollando un proyecto para implementar su solución en Cabo Polonio, financiado por la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII).

Sinergias

Argenzio, oriundo de Bella Unión y radicado en Salto desde hace 25 años, y Cámara, riverense que reside en Paysandú, crearon Río Azul hace dos años al coincidir en la plataforma El Club del Inversor. Ambos identificaron una oportunidad de negocio que adapta una solución que ya se aplica en países como Holanda, Dinamarca, Argentina y Colombia. Hoy tienen un equipo de cinco técnicos (tres ingenieros civiles hidráulico-ambientales, un ingeniero agrónomo y un ingeniero en alimentos).

La alianza con Capital Oriental marca una nueva etapa. «Nuestro rol es de asesor financiero y búsqueda de inversores. Ayudamos a formular el plan de negocios, llevar la propuesta a grupos de inversionistas y estructurar legalmente la inversión», dijo Jaime Miller, director de Capital Oriental. Además del sector privado, Río Azul busca generar sinergias con el ámbito público. «Hemos tenido muy buena receptividad desde el Estado. Ya tuvimos varias instancias con entes y ministerios e incluso algunas intendencias que están incentivando estas soluciones», indicó Argenzio. «Apuntamos a trabajar en conjunto para llegar a todo el país de una forma sostenible y económica, creando estas alternativas naturales. El efecto reducirá la huella de carbono y favorecerá la transición hacia la economía circular».

Una inversión con perspectiva de futuro

Para levantar capital, la startup y Capital Oriental se basan en la figura SAFE (siglas en inglés de Acuerdo Simplificado sobre Acciones Futuras). «En lugar de discutir hoy cuánto vale Río Azul, lo que es difícil porque sus ingresos tienen un alto grado de incertidumbre, se aporta capital ahora y los socios firman un compromiso de canjear ese dinero por acciones más adelante, cuando hay elementos para valuar la empresa, y con un beneficio para el inversor», indicó Jaime Miller, director de Capital Oriental. https://www.elpais.com.uy/

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