Los integrantes de la base rusa Bellingshausen en la Antártida y de la Base Científica Antártica Artigas de Uruguay, han cooperado y generado lazos de amistad desde siempre, dijo a Sputnik el director de la Escuela Naval uruguaya, Pablo Quezada. Aunque Rusia y Uruguay estén «lejanos geográficamente tenemos un punto en común que es la Antártida, nuestras bases están próximas, siempre los que han estado en la Antártida tienen sus anécdotas, sus buenos momentos con los integrantes de la base de la Federación Rusa», afirmó el marino a esta agencia. Por su parte, el coronel de infantería Emilio Álvarez, quien se autodenomina «pionero antártico», ya que estuvo en la Antártida desde 1984, año de la inauguración de la base uruguaya, contó a Sputnik que un anfibio soviético ayudó a trasladar materiales para construir la base Artigas.
Relató que «como Uruguay no tenía barcos para iniciar la base, las primeras cargas llegaron en un barco chileno; ese barco chileno descargó las cosas en la playa donde está la base chilena y la Bellingshausen», en la isla Rey Jorge. Álvarez añadió que «como el lugar elegido para hacer la base quedaba a cinco kilómetros de ahí (de la base rusa y chilena) y Uruguay tenía un tractor que no servía para el traslado por la nieve, el jefe en ese momento, el teniente coronel Omar Porciúncula, habló con los rusos y ellos proporcionan un anfibio y en ese anfibio llegan los primeros materiales adonde se iba a iniciar la base». El coronel, que tiene muchas anécdotas de su experiencia en la Antártida, contó que en los comienzos de la base dependían «del abastecimiento de combustible para los generadores diésel, de la base Bellingshausen, pero aparte de eso lo que más valorábamos era su amistad».
Álvarez contó varias de sus anécdotas este viernes en la Escuela Naval de Uruguay, en el marco de la exposición «Descubrimiento de la Antártida», que hizo la Sociedad Geográfica Rusa y fue montada en ese centro de enseñanza.
El marino narró estas historias a un grupo de integrantes de la tripulación del buque oceanográfico ruso Almirante Vladímirski, que arribó a Montevideo. El coronel uruguayo dijo a los tripulantes que siempre cuando estrechó «la mano de un ruso sentí que era de verdad». Cuando terminó sus cuentos, uno de los integrantes de la tripulación del barco le entregó una medalla con el escudo de Rusia. El buque oceanográfico Almirante Vladímirski zarpó de Rusia el 3 de diciembre, con la misión de actualizar el mapa de la Antártida. Los científicos, además, estudiaron la salinidad, la temperatura, la velocidad del sonido en el agua y la atmósfera del llamado «continente blanco». El equipo científico de la expedición está compuesto por miembros de la Academia de Ciencias de Rusia, el Servicio Federal de Hidrometeorología y Monitoreo Ambiental, la Universidad Estatal de Moscú y la Sociedad Geográfica Rusa, entre otros. Este equipo está realizando un gran volumen de investigaciones hidrográficas e hidrometeorológicas. La expedición tiene también objetivos de corte simbólico, dado que busca dar la vuelta al mundo en conmemoración del bicentenario del descubrimiento de la Antártida por parte del explorador Faddéi Bellingshausen y el 250 aniversario del natalicio del almirante y geógrafo Iván Krusenstern. El barco oceanográfico completará la vuelta al mundo en junio de 2020. https://mundo.sputniknews.com/
El Coronel Emilio Álvarez no se autodenomina Pionero Antártico, sino que posee el diploma que así lo distingue, otorgado por la Asociación Civil ANTARKOS.