Atraídos por la ventaja cambiaria, los uruguayos se habituaron a cruzar a Argentina y volver a su país con alguna compra. Son mercaderías que no figuran en las estadísticas ya que ingresan dentro del régimen de tráfico fronterizo o como franquicia para turistas que rige hasta cierto tope. Los grandes volúmenes que pasan por las aduanas y están gravados por ciertos tributos —generalmente no arancelarios, dadas las preferencias concedidas entre los socios del Mercosur— o requisitos administrativos, sí aparecen en las cifras del comercio exterior y van camino a cerrar un año récord. Históricamente, Uruguay le exporta a Argentina menos que lo que le compra. En 2022 el saldo de la balanza comercial bilateral volverá a ser negativo, aunque mucho más chico que en años previos, si las tendencias vistas hasta mediados de diciembre se mantienen en los días que quedan del actual almanaque. Pese a que varios rubros deben tramitar licencias de entrada, en lo que va del año -hasta comienzos de la semana pasada- las exportaciones uruguayas al mercado argentino rondaron los US$ 1.040 millones, según datos del gubernamental Instituto Uruguay XXI. Más que se duplicaron (112%) respecto a todo el año anterior. Este crecimiento está explicado, sobre todo, por el fuerte aumento de las ventas de «semillas y otras oleaginosas», que hasta estos días superaron los US$ 410 millones: eso se compara con los envíos por solo US$ 3,7 millones realizados en todo 2021. La granelera Cargill Uruguay S.A. va camino a ser la mayor exportadora (unos US$ 182 millones hasta comienzos de esta semana), seguida por la estatal de energía eléctrica UTE (US$ 142 millones) y LDC Uruguay (US$ 62 millones), que también exporta granos.
Los envíos récord de oleaginosos a Argentina este año —unas 800.000 toneladas— fueron algo «totalmente atípico» y «coyuntural», dijo una fuente del sector citada por la revista semanal Búsqueda en su edición del jueves 22. Explicó que el crecimiento de la demanda obedeció a la pérdida cercana a 60% en la producción de soja paraguaya, como arrastre de la seca de 2021. Paraguay es un proveedor histórico del mercado argentino, donde se realiza la molienda para la posterior comercialización de harina a terceros países. Según esa fuente, otro factor que influyó fue que los agricultores argentinos en general no venden su cosecha sino que la acopian como «ahorro de moneda» o «dólares», dadas las restricciones cambiarias. Menos sideral que el de la soja fue el incremento de las exportaciones orientales de combustibles, minerales y otras materias bituminosas, que habían rondado los US$ 119 millones el año pasado y en este, faltando dos semanas para terminar, superaron los US$ 142 millones.
También hubo aumentos en otros de los rubros principales, como plásticos y sus manufacturas (US$ 71,1 millones hasta mediados de diciembre), máquinas, aparatos de grabación de imagen y sonido (US$ 58,4 millones), así como grasas y aceites animales o vegetales (US$ 37,8 millones). Vehículos automotores (US$ 26,5 millones) y lácteos (US$ 18,8 millones) fueron otras mercaderías con incremento al comparar con las ventas a Argentina de todo 2021. Esos números posicionan a Argentina como el tercer destino en importancia para las exportaciones del Uruguay en 2022, por detrás de China y Brasil.
Por otro lado, en lo que va del año Uruguay importó mercaderías argentinas por unos US$ 1.425 millones, lo que significó un incremento de 11% frente a todo 2021. Argentina se posicionó como su cuarto mayor proveedor. Con las cifras hasta el inicio de la semana pasada, el saldo comercial bilateral arrojó para Uruguay un déficit cercano a US$ 388 millones. En 2021 las importaciones desde Argentina habían superado a las exportaciones uruguayas en unos US$ 795 millones. https://eleconomista.com.ar/