Las revelaciones del informe reservado de la Armada sobre la detención del buque chino

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La fiscal de Flagrancia de séptimo turno, Silvia Naupp, archivó la semana pasada la investigación por la detención de un buque chino que presuntamente se encontraba pescando de forma ilegal en aguas uruguayas. El procedimiento generó controversia ya que desde el inicio los responsables del barco negaron que estuvieran incurriendo en esa práctica y contraatacaron señalando irregularidades en la captura. Por su parte, la Armada aseguró que el buque no había acatado una orden de detención para enviar una dotación de visita.

Unos días antes del archivo, los principales mandos navales dieron una conferencia de prensa en la que justificaron las acciones y mencionaron las razones que los llevaron a configurar la hipótesis de pesca ilegal, al tiempo que la gremial de pesqueros extranjeros rechazó el accionar y defendió que el buque tenía indicaciones de ir hacia el puerto de Montevideo tras estar varios meses pescando legalmente en aguas internacionales. Más allá de los intercambios públicos, el caso provocó tensiones debido a que ocurrió en momentos en que el gobierno analiza comprar dos patrullas oceánicas a una empresa china, una inversión que superará los US$ 200 millones, al tiempo que el país inicia las negociaciones para firmar un Tratado de Libre Comercio con el gigante asiático. A esto se suma la prioridad de Estados Unidos por combatir la pesca ilegal en todo el atlántico sur y las dificultades materiales que tiene la Armada por ejercer la soberanía en aguas jurisdiccionales uruguayas. Naupp basó su archivo en una investigación interna realizada por la Armada que concluyó que no era posible “afirmar fehacientemente” que el barco estuviera “pescando ilegalmente” en aguas uruguayas.

El sumario incluye un informe realizado por la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (Dinara) que no había “pruebas concluyentes” para determinar que el buque chino “incurrió en pesca ilegal en aguas territoriales”. A través de fuentes de Fiscalía, El Observador accedió al voluminoso expediente de aproximadamente 200 páginas que contiene un relato pormenorizado de lo que ocurrió durante el operativo, ya que incluye transcripciones de los diálogos, las fotos y los videos tomados por la aviación naval así como los interrogatorios e informes realizados en altamar y en el puerto por la Armada y la Dinara.

 Los documentos revelan que la fuerza de mar sufrió dificultades durante el transcurso de la operación y que se vivieron momentos de tensión, ya que en plena madrugada uno de los motores del ROU 23 Maldonado se apagó y fallaron los dos botes cuando iban a inspeccionar al buque chino. Uno de ellos incluso se llenó de agua con la tripulación arriba y tuvo que ser rescatado.

Miradas

El capitán del buque chino dijo en el interrogatorio que tiró el ancla de capa por los fuertes vientos y que cuando pretendió retomar la navegación,  rumbo al Puerto de Montevideo, tuvo un problema en el motor que lo demoró. A su vez, aseguró que encendió las luces de cubierta durante la noche por seguridad y para que lo vieran debido a que había mal clima. Los navales uruguayos, en tanto, creyeron que el Lu Rong Yuan Yu 606 estaba pescando porque no había comunicado ninguno de sus problemas al centro de control y en esa zona hay Illex argentinus. Este calamar suele pescarse en noches sin luna, como las que había esos días, y las luces de cubierta suelen utilizarse como llamadores. Las versiones entre ambos difieren acerca de por qué, una vez que el pesquero chino fue visualizado en la madrugada por el ROU 23 Maldonado, salió rumbo a Montevideo y no esperó que se realizara la dotación de visita. El capitán Liang Weifeng relató cuatro razones encadenadas. Dijo que cuando fueron interceptados el buque de la Armada no tenía encendido el sistema de identificación satelital (AIS), que por la mala visibilidad no identificaron que eran navales uruguayos, que no “entendieron” que los iban a abordar, y que por seguridad no permitieron la visita. Sin embargo, la Armada asegura en base a las comunicaciones radiales que el pesquero comprendió las disposiciones e incluso se coordinó la inspección. Más aún, que el pesquero chino permaneció en el lugar detenido durante un tiempo, pero los navales uruguayos tuvieron problemas.

“Cuando el ROU 23 Maldonado se disponía a enviar su dotación de visita en dos embarcaciones menores, se suscita un problema en los motores de estas embarcaciones provocando una demora y obligando al ROU 23 Maldonado a realizar diferentes maniobras para recobrarlas. Cuando el buque militar se encontraba abocado a solucionar el problema, sin mediar comunicación, el pesquero levanta máquinas y emprende navegación al puerto de Montevideo”, dice el sumario. Al ver que había arrancado, el buque de la Armada no se comunicó porque estaba “abocado” a solucionar los problemas con los dos gomones. La inspección se realizó 14 horas después. El capitán chino señaló que con la luz del día identificaron al barco, pararon máquinas y permitieron la visita. Según dijo, cuando fueron abordados no estaban en condiciones de pescar porque habían desarmado las poteras para mantenimiento y algunos equipos incluso habían sido traspasados a otro barco. Los marineros uruguayos no encontraron artes de pesca desplegadas ni en el agua ni en la cobertura. Vieron que las cámaras frigoríficas estaban vacías y que solo una tenía carga con víveres para la tripulación. “Del acta de visita surge expresamente que no se encontró evidencia que tuviera carga”, agrega uno de los documentos. Pero para ese momento, el comandante de la flota, el contralmirante Mario Vizcay, ya había dado la orden de detenerlos por “haber sido detectadas actividades sospechosas de pesca en días anteriores y haber abandonado su posición mientras un buque de la Armada se disponía a visitarlo”. El abordaje fue “colaborativo y sin oposición”. De hecho, el pesquero chino navega más rápido que el buque uruguayo y llegó primero al Puerto de Montevideo. El informe señala que cuando llegaron al puerto el capitán del buque chino Liang Weifeng dijo que tenía pesca a bordo en las bodegas y ahí se encontraron los 12.460 kilos de calamar. Detalla que  durante la inspección realizada a bordo no había declarado la carga y la agencia marítima sí, aunque habló de 30 toneladas pescadas en el atlántico sur.

Cuestionamientos

Uno de los elementos clave para el archivo del caso fue el informe elaborado por la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (Dinara) una vez que el pesquero arribó a Montevideo. El documento fue elaborado el 20 de julio, lleva la firma de su director, Jaime Coronel, y ofrece una mirada crítica sobre algunas de las hipótesis de la Armada para presumir que estaba pescando.

Señala en uno de sus puntos que en la zona donde fue detectado el buque, la abundancia de la especie Illex argentinus de calamar es “menor” y que no es donde “históricamente” realizaban actividades de pesca los buques nacionales. A su vez, da algunas explicaciones sobre cómo es la pesca con poteras y menciona que el ancla de capa no se usa únicamente en maniobras de pesca, sino que cuando el buque permanece en altas profundidades puede ser utilizada para mantenerse en una zona sin derivar. De las fotos y videos tomados por la Armada, destaca que el barco estaba sin propulsión con el ancla de capa calada en la proa pero no se observan las líneas caladas en el agua ni las parrillas desplegadas (por donde caen los calamares hacia la cubierta del barco). También que en la amura de babor faltan parrillas y máquinas automáticas, un indicio de que estaban desarmadas en ese momento, y en otro grupo de imágenes el buque se encuentra navegando algo que imposibilita que estuviera pescando.

Pese a que las imágenes nocturnas no son de muy buena calidad, Coronel señala que no se ve que las parrillas estén desplegadas ni las líneas de agua y que la intensidad y cantidad de luces parece ser menor que las que se utilizan habitualmente en la operativa normal de pesca. Destaca que las bodegas inspeccionadas no estaban operativas, se encontraban vacías y limpias, al igual que la planta de procesamiento y que las artes de pesca estaban desarmadas.

Pese a que no se logró comprobar la pesca ilegal, la Armada señaló que la detención fue “fundada, acorde y razonable”. Desde la Armada habían dicho a El Observador que difundirían un parte más profundo del caso aunque finalmente optaron por emitir un comunicado que informa que aplicaron una multa de 50 UR ($72.300) por tener las luces encendidas durante la noche, lo que configuró un incumplimiento de “las disposiciones del reglamento internacional para prevenir abordajes”. A su vez, Marcos Henares, responsable de la agencia marítima representante del barco, prefirió no comentar detalles del caso y refirió al comunicado emitido por la Cámara de Agentes Pesqueros Extranjeros (CAPE) hace unos días, aunque destacó la seriedad del trabajo realizado por el personal de la Prefectura y los técnicos de la Dinara en la investigación.  https://www.elobservador.com.uy/

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